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El Erasmus es una experiencia para aprender



Hablamos con Maribel Porcel, estudiante de enfermería en la Universidad de Huelva, que está de Erasmus en Parma durante el primer cuatrimestre de su último curso.

Esta granadina de  21 años se desplazó a la capital onubense para poder realizar uno de sus seños, estudiar enfermería y ahora nos cuenta su experiencia de estos dos meses que han pasado desde que llegó a Parma.

Cuándo le preguntamos sobre que la empujó a solicitar la entrada en el programa Erasmus se sonríe. Comienza a explicar que le parece una oportunidad única, la que ofrece la Unión Europea para el intercambio de estudiantes y profesores.

Esta oportunidad también le permite conocer como se ejerce la enfermería en Italia, y las  diferencias que existen con la española. El modo de trabajar y las tereas de las que se encargan los “infirmieri”,  muy similares a las que ella ejercerá al acabar su carrera.


Entre bromas también nos habla de como día a día mejora su conocimiento del idioma y la oportunidad de ponerlo en práctica con sus nuevos amigos italianos.


Al mencionar a sus nuevos amigos no se olvida de sus dos compañeras de clase que la acompañan en esta aventura. Las tres decidieron echar la solicitud en octubre del pasado años y juntas aterrizaron la en ciudad del queso parmesano, a pesar del miedo que les producía el no saber que se iban a encontrar.

Pero Maribel nos relata todo lo que tuvo que pasar hasta llegar Parma, ya que sus padres no estaban muy conformes con la idea de que su hija fuera una estudiante Erasmus. Todo ello debido a la fama que se han ganado en estos últimos años los jóvenes que han participado.

Destaca que convencer a sus padres no fue tarea fácil. “Esa navidad solo le pedí a los Reyes  Magos el visto bueno para irme de Erasmus. Mi deseo se hizo realidad,  el día 6 de enero, me encontrè un folio donde ponía: Permiso sí”.

El beneplácito de sus padres era necesario, además de ser una opinión importante para ella, por que no tenía dinero suficiente para hacerlo sola hasta que no le ingresaran la beca.

Cuando por fin salió la resolución de la beca sus padres solo tuvieron buenos deseos para ella, y le dieron su apoyo incondicional para que disfrutara de la experiencia.
Sin embargo lo primero en lo que pensó, nos relata con algo de desagrado, fue en los papeles que tendría que arreglar para poder acceder a la ayuda económica. Uno de los objetivos que se marcó también para la segunda parte del curso, por aquel entonces hacía tercero, era aprobar todas las asignaturas para no llevar nada de otros cursos que pudieran resultarle un obstáculo.

Cuando comenzamos a preguntarle sobre si conocía Parma o la faculta confiesa, tímidamente, que no. Pero no niega que cuando les ofertaron los destinos comprobaron la disponibilidad de plazas, que fueran tres como mínimo para viajar juntas, y el nivel socioeconómico de cada una de las ciudades.
Una de las cosas que nos aclara es que buscaba una ciudad similar a Huelva y en la que resultara fácil a la hora de moverse.

Avergonzada, reconoce que no sabían nada de la facultad de destino, Università degli Studi Di Parma, solo tuvo algo de conocimiento de ella en alguna reunión con su coordinador Erasmus en España.
Una vez en su destino Maribel nos hace hincapié en la dificultad de llegar a un lugar donde que no conoces y no se habla tu lengua materna.  “Te tienes que buscar la vida sola, aprendes mucho pero sin mi compañera lo hubiera pasado peor”.


Por parte de la oficina Erasmus de su facultad recibió una ayuda orientativa, que al llegar a Parma no les sirvió de mucho. La joven enfermera agradece la solidaridad de algunos de los Erasmus que estuvieron en España en cursos anteriores, los cuales le proporcionaron toda la ayuda necesaria los primeros días.
Tras dos meses fuera del país y algunas experiencias vividas en Italia nos interesamos en si esta experiencia cumple con sus expectativas. Nos sorprende al emocionarse cuando habla de todo lo que ha vivido en este período tan corto de tiempo.

Llegó para aprender una lengua y una cultura que confiesa que le encanta, además de poder ver las tareas que realiza un enfermero en un país distinto al suyo.
Pero al aterrizar de lleno en la experiencia Erasmus se sorprende de lo mucho que ha superado sus expectativas.
Ha tenido la oportunidad de conocer a gente de diferentes partes del mundo, de relacionarse con italianos que le han enseñado mucho y que ahora los incluye entre sus amigos, y de involucrarse en alguna que otra actividad de ayuda social como la animación en el orfanato de la ciudad.
A lo que más importancia le otorga es a como se siente, y no deja de repetir que está feliz de poder aprovechar todas la oportunidades que le brindan. Se siente libre de ser ella misma gracias a la gente que la rodea. Recalca que ella no venía pensando en vivir una fiesta constante o despreocuparse de sus obligaciones.

Reconoce que aunque la sombra de la mala fama se cernía sobre sus cabezas, siempre ha pensado que el Erasmus era una gran oportunidad para conocer otra forma de trabajo, de estudio y de vivir. Sin embargo, lamenta que existan algunos jóvenes que solo accedan al programa para poder tomarse unas vacaciones lejos de casa, despreciando la oportunidad académica y cultural que se ofrece.  Reflexiona un momento y no tarda en hacer una observación al respecto “Esas personas no se encuentran a gusto consigo mismas y necesitan desfasar para poder sentirse bien”.

De su experiencia como enfermera en un hospital italiano solo nos habla bien, celebra el buen ambiente de la planta y el excelente entorno laboral que existe. En sus pocos días en la planta de cardiocirugía se ha dado cuenta de algunas diferencias con respecto a sus prácticas en los hospitales españoles. En primer lugar celebra el control de los materiales médicos que evita el derroche y facilita el ahorro. Un ejemplo que nos pone es que las pastillas se dan, en vez de pequeños vasos de plástico, en gasas que también es una manera higiénica  y menos cara. Uno de las cosas que más le ha llamado la atención es la dependencia de las enfermeras con respecto a los médicos.

En España el equipo de enfermeros tiene más libertad de trabajo que aquí. Pero hay campos donde ellos están más preparados, ya que son plantas especializadas y deben saber cosas muy específicas

Tiene solo buenas palabras para su enfermero-tutor, que es el encargado de evaluarles todas las prácticas y supervisar todas las tareas que realicen. Según nos cuenta Maribel, se preocupa por que entiendan el idioma y conozcan el funcionamiento de la planta.
Se nos ocurre preguntarle que después de saber más o menos el funcionamiento de un “Ospedale” trabajaría en Italia en un futuro.

Alude a la situación de crisis que existe y que en su opinión el estado italiano está algo mejor que el español por lo si tuviera que trabajar fuera el destino de su Erasmus sería de los primeros que tendría en mente, debido a que ya conoce el idioma, la ciudad y ha hecho amigos.

Tras dos meses aquí también nos interesaba saber que es lo que más de menos echa y no duda en decir que a sus hermanos pequeños. Mantiene que hablar con ellos por Skype le ayuda mucho pero el no poder abrazarlos y tenerlos cerca se le hace muy pesado.

Con respecto a sus amigos asegura que los tendrá ahí siempre y que los anima a que vengan a visitarla para conocer un poco de la experiencia. Pero no se cierra a la hora de conocer gente y hacer nuevos amigos que también comparte con sus dos compañeras de clase.

Respecto a ellas nos habla de lo que significa esta situación para su amistad y de los mucho que le ha servido para conocerse más afondo y entablar lazos más fuertes.

Nos confiesa que teme que la relación se deteriore cuando vuelvan, pero confía en que no sea así y esta experiencia solo las haga estar más unidas.

Destaca la sencillas, humanidad y humildad de las dos y la posibilidad de dialogo si surge algún problema entre ellas del tipo que sea.


Antes de despedirnos Maribel pone mucho énfasis en la necesidad de vivir una experiencia como esta para conocerse a si mismo y conocer otras formas de ver la vida. A.P

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